Muchas mujeres sueñan con ser madres y es tanta la presión de lograrlo, que pueden llegar a extremos inimaginables, uno de ellos es el embarazo psicológico o embarazo utúpico, también se conoce como pseudociesis o Síndrome de Rapunzel. Quizá has oído hablar de él pero has dudado sobre si es un mito o realidad. Tenemos las respuestas.
Sí, los embarazos psicológicos son reales aunque es un fenómeno poco habitual que suele ocurrir en las mujeres que desean exageradamente ser mamás. Esto puede convertirse en una obsesión y con ello, hacer que su mente cree los síntomas propios de un embarazo.
Entre esos cambios están el aumento del volumen del abdomen, náuseas, dolores de espalda, cambios en los senos y más. Las hormonas funcionan como si realmente un bebé creciera en nuestro vientre.
¿Qué puede causar un embarazo psicológico?
Las mujeres que poseen problemas de infertilidad, esterilidad o para concluir un embarazo son las más recurrentes, también quienes presentan una menopausia precoz y quienes consideran que el embarazo solucionará problemas de pareja.
Algunas de ellas van de médico en médico hasta que les confirman el diagnóstico, pero al ser algo psicológico, el diagnóstico jamás llega.
El embarazo psicológico también puede presentarse en mujeres que sienten pavor por quedar embarazadas, particularmente en las chicas jóvenes que han iniciado su actividad sexual.
Síntomas de un embarazo psicológico
Suelen ser similares a los de un embarazo normal, tales como :
Náuseas y acidez
Aumento de peso
Ablandamiento del cuello uterino
Cambios en el pecho
Aumento del tamaño del abdomen
Falta de ovulación y de menstruación
Tratamiento
En caso de sospechar un embarazo psicológico lo mejor es acudir a tu ginecólogo de confianza y además de realizarte exámenes de sangre, también solicitar una ecografía. Si se confirma el embarazo psicológico, habrá que acudir con un especialista en salud mental para corregir el malestar desde la raíz.
El asistir a terapia y conocer a mujeres que han pasado por lo mismo ayudará a solucionar el problema y a superarlo, claro que tiene solución.